Tomando los personajes principales la historia se cuenta a través de: una buena madre regia como ella sola; una hija estudiante de derecho, congelada por el eterno problema del vil dinero; otra hija con la inocencia y juventud de princesa de cuento, recién casada con un miembro de la fuerza aérea. Todos ellos, a pesar de la reciente pérdida del padre, son la familia perfectamente constituida y representa el núcleo perfecto de nuestra sociedad, arribista y clasista como ella sola.
A pesar del luto, todo parece maravilloso. Y en realidad lo es. Pero algo pasó, algo está pasando y algo está por pasar. En un país con un marianismo ferviente, la figura de la madre-pelícano aquella que da de comer a sus hijos con su sangre si es necesario, empieza por romper toda lógica de amor eterno hacia sus hijos -¿o víctimas?-. A partir de la muerte del padre, se generan crisis y en momentos nunca pensados por nadie, salen a la luz las verdades más inesperadas, aquellas tan crueles que parecen inverosímiles, aquellas que algunos no conocían pero presentían…
Así como en Acreedores todas las deudas se pagan, en PLAN PELICANO la verdad siempre se sabe, aún cuando se luche mucho tiempo -o toda la vida- para ocultarla, aún cuando se crea no haya forma de que pudiera aparecer, aún cuando esa verdad se vea enterrada -metafórica y literalmente-, al final siempre, SIEMPRE, todo sale a la luz.
¿Y qué pasa luego de eso?
Se llora, se sufre, se agoniza, y luego se respira, se piensa y se re-organiza. En la obra, las víctimas vivirán para hacer justicia -¿o tal vez para vengarse?-. ¿Y qué sería esta justicia?. Es humillar con la fuerza que sólo tiene quien ha sido engañado, es castigar con la severidad de quien fue herido. Vengarse es, también, ser honesto, y buscar y querer lo justo. Desgarrarse. Todo con tal de ver al otro llorar y caer, aquel que lo destruyó todo. No es un goce caprichoso. Es un plan. Un plan de extrema necesidad.
PLAN PELICANO – como todo Strindberg- trabaja a partir de lo dramático de lo irreversible. Aquello que no puede deshacerse, y lamentablemente, tampoco olvidarse…
Estreno y temporada Octubre 2010,
Santiago.
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